Ruta


Venecia era un destino al que yo le tenía muchas ganas, pero nunca nos acabábamos de decidir por dos cosas, una por el precio, ya que es un destino más caro que cualquier otra ciudad europea, y la otra eran las fechas, en verano teníamos claro que no y en febrero que es cuando nos cogemos las vacaciones pues tampoco nos apetecía, así que aprovechando que este año nos tocaban vacaciones en abril, por fin nos decidimos por Venecia.

Nosotros estuvimos 5 noches, se puede hacer en 1 o 2 menos, pero así pudimos disfrutar de la ciudad por las tardes cuando se van la mayoría de turistas y tomarnos como los venecianos un “spritz”, bebida de color llamativamente naranja compuesta por aperol y vino blanco, todo un vicio durante unos días.

Fechas: 9 al 14 de abril de 2010.

Ruta:
Día 1: viaje
Día 2: Castello, Torre Orologio, Dorsoduro, paseo en vaporetto por el Gran Canal, San Marcos, Puente Rialto.
Día 3: Torcello, Burano, Murano, paseo en vaporetto por el Gran Canal, San Polo y Santa Croce.
Día 4: San Giorgio, San Marco, Basílica, Teatro La Feniche, paseo en Góndola, y San Polo y Santa Croce.
Día 5: Palacio Ducal, Cannaregio, Arsenal, Campanille y paseo nocturno en vaporetto por el Gran Canal.
Día 6: Cannaregio y vuelta a casa

Antes del viaje


Cuando reservamos los vuelos en el mes de enero, elegimos el vuelo de las 6:40 desde Valencia y de las 9:15 desde Madrid, con lo cual a hora de comer ya estábamos instalados, pero el día antes cuando después de comer nos sentamos en el ordenador a ver los mensajes que teníamos, nos dimos una gran sorpresa y es que Iberia nos cambiaba el vuelo Madrid-Venecia, en vez de las 9:15 salía a las 15:45; y los muy inútiles me habían dejado el de Valencia a las 6:40.

Así que a nuestro cabreo por el retraso del vuelo, se sumaba el cabreo de pasar en Barajas 8 horas, llamamos al teléfono de cambios de vuelos (que era un 902 pero encontramos el numero para llamar gratis); y tras 10 minutos logramos que nos cambiaran el vuelo de Valencia y nos reservaran los asientos de los vuelos de ida, que previamente habíamos reservado. Decir que para poder reservar los asientos con antelación nos tuvimos que hacer la tarjeta Iberia Plus (gratuita) y llamar a un 807.

Tras arreglar los vuelos, tocaba volver a contactar con los dueños de la casa a la que íbamos, porque a esas alturas ya habíamos quedado.

En Iberia no nos dieron ninguna razón, pero nosotros tenemos nuestra teoría, y es que el vuelo Madrid-Venecia iría bastante vacio, lo anularon y nos reubicaron en el de la tarde. Pasamos de llegar a hora de comer a la casa, a llegar a hora de cenar; pero que le vamos hacer, son cosas de la aviación.

Día 1: viaje


Los vuelos fueron puntuales, Valencia-Madrid a las 12:30 y Madrid-Venecia a las 15:45. Estuvo bien lo de reservar los asientos, sobre todo en el vuelo Madrid-Venecia, ya que íbamos en la fila 4 y estábamos relativamente anchitos para lo que es el avión; así además pudimos elegir el lado derecho del avión para disfrutar de una llegada a Venecia espectacular (esto lo habíamos leído y merece la pena), ya que cuando estas a punto de aterrizar, se vuela a una altura relativamente bajita. Se ve la ciudad a tus pies. Totalmente recomendable el lado derecho del avión.

Pues ahí acabó lo bonito, ya que después de algo más de media hora esperando la maleta, se confirmaban mis sospechas de “lo que mal empieza mal acaba”, más que nada porque era uno de los peores viajes para perder la maleta, por el tiempo que supone de espera extra y de reclamación; ya que los de la casa nos estaban esperando.

Mientras hacíamos la reclamación tuvimos que llamar a la mujer que nos esperaba para decirle que nos íbamos a retrasar, y también al dueño de la casa porque no nos sabíamos la dirección completa; lo mejor fue cuando la chica del mostrador de reclamaciones nos pidió un número de teléfono italiano, llamamos a Francesco (el dueño de la casa) y le pasamos con la chica del mostrador. Tras esto, nos dio unas bolsas de aseo de Iberia y nos dijo que mañana ellos nos llevan la maleta a la dirección indicada. Decir que a pesar del cabreo, la cosa era más leve, porque llevábamos equipaje de mano.

Había bastante gente del vuelo a la que le habían perdido la maleta, y llegamos a la conclusión de que como el vuelo iba lleno y ahora meten el equipaje en los baúles y estos los cargan en la bodega, simplemente no cabía todo, y por eso te decían con tanta seguridad, mañana llega tu equipaje, porque al chico que estaba en la cola de reclamaciones delante de nosotros también le dijeron lo mismo.

Como suele ser normal cuando uno se aturrulla, no encontrábamos el mostrador de Venice Conected, que es donde teníamos que recoger las tarjetas del transporte; y el mostrador se encuentra nada más salir de los equipajes a la derecha. Un par de semanas antes habíamos comprado la tarjeta de transporte de 7 días (37’50 €).

Al salir del aeropuerto, había que pillar el bus nº 5 de ACTV (se incluye en el bono, no confundir con ATVO que no se incluye), que durante el día suele tener una buena frecuencia, pero a esas horas tocaba esperar 20 minutos.

Al llegar a Piazzale Roma que es donde te deja el bus (el trayecto dura unos 30 minutos), había que coger un vaporetto para llegar a la parada de San Zacaría que era donde nos esperaba Daniella. Para llegar allí las mejores opciones son el 41 y 51, ya que van por el Canal de Guidecca y es más rápido que coger el 1 y 2 que van por el Gran Canal.

Daniella nos había pedido que no llegáramos más tarde las 20’30, y lo conseguimos, justo a esa hora bajamos del vaporetto y allí estaba ella esperándonos; en 5 minutos llegamos a la casa. Estábamos impacientes por ver si era como en las fotos, y al abrir la puerta nos quedamos tranquilos, era exactamente igual. Nos enseñó toda la casa tranquilamente y nos dejó algunas cosas para el desayuno, cosa que nos venía muy bien porque los supermercados ya estaban cerrados. Le pagamos, comprobó que funcionaba el wifi (nos costó 20 € mas, pero ya nos habían informado en uno de los correos), y se fue.

Bueno, Venecia ya pintaba mejor, nos habían perdido la maleta, pero la ciudad y la casa merecían la pena. Como apenas había equipaje que deshacer, acabamos en 1 minuto. Después salimos para ver el barrio por la noche y para pensar que cenar. Tras dar unas cuantas vueltas, y medio perdernos, nos llevamos unos kebabs que tenían una pinta estupenda, y unas cervezas para cenar en nuestra nueva casita.

Está fue nuestra primera experiencia en Homelidays, y la fue totalmente satisfactoria. El trato con los dueños muy bien, y la casa tal cual sale en las fotos.

En estos momentos estaban en obras: la base del Campanille, un trozo del Palacio Dual y un trozo de la Basílica; que no creo que sea una gran novedad.

La casita está situada en el sestriere de Castello (dirección: Castello 5013, Fondamenta San Severo), a 2 minutos de la Piazza San Marco.

 

Sobre las direcciones de Venecia hay que saber: que tiene como dos direcciones, una que sería la tradicional en este caso Fondamenta San Severo y otra que es una muy antigua que no se cambia y que es el nombre del barrio (sestriere) en este caso Castello y el número, el 5013. Nosotros no sabíamos esto y al principio liaba un poco. Es algo así como que conviven una dirección antigua y una dirección moderna, que según para que, se necesita una u otra; por ejemplo para el tema de la maleta hubo que dar la de Castello 5013, que se ve que es la verdadera dirección; la otra sirve para moverte por los mapas.

Día 2: Castello, Torre Orologio y mas


Ruta del día: Castello, Torre Orologio, Dorsoduro, paseo en vaporetto por el Gran Canal, San Marcos, Puente Rialto.

Nada más levantarnos fuimos al supermercado, a comprar provisiones para los desayunos, previamente ya habíamos localizado uno que nos pillaba a menos de 5 minutos, que aunque era muy pequeñito, nos servía para lo que necesitábamos.

Y después ya salimos a callejear por el que era nuestro barrio, CASTELLO.





A las 12 teníamos la visita guiada en italiano de la TORRE DELL’OROLOGIO (precio 12 €), primero fuimos a recoger al Museo Corner, las entradas que previamente habíamos reservado por internet; y luego como nos sobró algo de tiempo nos entretuvimos haciendo fotos.

Torre del Reloj




Campanille

La visita de la TORRE DELL’OROLOGIO estuvo muy bien porque sólo eremos otra persona más y la guía, que aunque no hablaba español, se hizo entender muy bien, y repetía la explicación cuando nos veía cara de no haber entendido, no había ni que pedírselo. La visita consiste en una explicación de la historia de la torre y del reloj, construida a finales del siglo XV. La torre externamente está divida como en tres pisos. En el primero hay un reloj astronómico pensando para los marinos, con fases de la luna y zodiaco, en el segundo la Virgen con el niño, y a sus lados la horas en números romanos y los minutos que van de cinco en cinco en números arábigos; y en el tercer piso el león alado de San Marcos sobre un fondo azul con estrellas, simbolizando que el poder político estaba sobre el poder religioso.

Las vistas desde la terraza son espectaculares. Es curioso que desde esa altura, mirando hacia la otra parte de la isla, no se ve ningún canal, es como si fuera una ciudad normal.





En la terraza se encuentran dos enormes figuras de bronce oscuro conocidas como “los mori”, que tocan la campana cada hora, decir que una de ellas es un viejo y representa el tiempo pasado … y toca la campana 2 minutos antes de la hora.



Después nos fuimos hacia el barrio de DORSODURO, lo primero que se ve cuando te acercas es la Basílica Santa María della Salute.


Una vez, allí llegamos hasta la Punta della Dogana, donde se encuentra una estatua feísima de un niño con una rana, no se cual será su interpretación pero debe valer una pasta porque tiene un policía vigilándola; nos gusto tan poco que no hicimos ni foto. Eso sí sus vistas hacia la otra parte del Gran Canal son bien bonitas.



  
Luego como el calor apretaba nos compramos un heladito y empezamos a callejear por el barrio de Dorsoduro, un buen rato.







Después comimos por Campo Santa Margherita, y tras la comida fuimos a visitar CA REZZONICO (7 €), que es uno de los pocos palacios que se pueden visitar actualmente, decidimos entrar por eso mismo, pero no nos acabó de convencer, muchas salas, pero que no decían nada y con un recorrido bastante mal organizado; totalmente prescindible.

Más tarde nos fuimos a dar una vuelta en vaporetto por GRAN CANAL, era sábado y la ciudad estaba bastante llena de gente, pero hacía un día esplendido y no queríamos perder una oportunidad así, no fuera que lo dejáramos para otro día y el tiempo empeorara. Decir que también había un crucero, así que la ciudad estaba a rebosar de gente.







Puente Rialto



San Giorgio Maggiore

Punta della Dogana

Plaza San Marcos vista desde la laguna

Tampoco podíamos irnos muy lejos ni hacer muchos planes, porque supuestamente esta tarde nos llegaba la maleta. Y así fue, sobre las 5 nos llamo Francesco para decirnos que a las 6 llegaba la maleta a casa; así que bajamos en la primera parada y dimos media vuelta en dirección hacia la casa.

Muy puntual, unos minutos antes de las 6 ya estaba allí el chico con la maleta, deshicimos equipaje y volvimos de nuevo a la calle.


Pasamos de nuevo por San Marco, ahora ya estaba algo más tranquilo.



Decidimos ir hacía el Puente de Rialto que todavía no habíamos visto de cerca.

Vistas desde Puente Rialto

Después volvimos hacia el barrio y tomamos nuestro primer “spritz” bebida típica veneciana, compuesta por vino blanco y aperol, con un poquito de sifón; todo esto de la a la bebida un color naranja muy llamativo; decorado casi siempre con su rodaja de naranja y su aceituna.

Para cenar nos compramos para llevar unos tramezzini, que son como sándwich, con un pan muy bueno, y además calentitos; muy buenos.

Cerramos la noche en nuestra casita, con nuestros tramezzini y nuestras cervecitas.

Día 3: Torcello, Burano y mas


Ruta del día: Torcello, Burano, Murano, paseo en vaporetto por el Gran Canal, San Polo y Santa Croce.

Como era domingo y la ciudad estaba llena de gente, pensamos que era un buen día para ir a las islas de la laguna, que no es que pensáramos que fueran a estar vacías, pero es que el centro estaba bastante agobiante.

La primera isla a visitar fue Torcello, para hacer el recorrido por las islas se emplea bastante tiempo en los vaporettos, pero hay que tomárselo como un paseo, y todo sea dicho, si el día acompaña es muy agradable.

Para llegar a Torcello, cogimos desde San Zacaría (nuestra parada) el vaporetto 41 que te lleva hasta Murano, concretamente a la parada de Faro, este trayecto dura unos 45 minutos. Luego en Murano Faro, cogimos el vaporetto LN que te lleva hasta Burano, unos 30 minutos de viaje. Y finalmente en Burano se coge la línea T y el trayecto son sólo 5 minutos. Así a priori parece muy lioso, pero luego allí resulta mucho más fácil.

Por fin llegamos a TORCELLO, la vista fue muy cortita, porque hay poco que ver, y porque con lo pequeña que es, y la cantidad de gente que había perdía gran parte de su encanto.





Luego fuimos a BURANO, la isla colorida, aquí aunque había bastante gente, callejeando igual ibas por una calle atestada o por otra complemente vacía. La verdad es que esta isla es una cucada, y el día era esplendido. Callejeamos e hicimos un montón de fotos, y como aún era pronto para comer, decidimos tomarnos el típico “spritz”.






Ya sólo nos quedaba la isla de MURANO, que desde luego tiene mucho menos para ver; eso sí, si se quieren hacer compras de cualquier cosa del típico cristal es un buen sitio. Tuvimos que comer aquí y bueno al final no estuvo mal, pero hubiera sido mucho mejor comer en Burano, tiene más restaurantes y la mayoría todos localizados en una calle.




Navegando por la laguna.




Campanille y Palacio Ducal

Nuevamente otra visita a la Plaza de San Marcos, cuya Basílica relucía esplendida y brillante con el sol.





Y como era pronto, poco más de la 4 de la tarde, pensamos en continuar con el paseo que ayer nos tuvimos que dejar a medias, así que a pesar de haber subido durante el día de hoy a un montón de vaporettos, continuamos con nuestro paseo por el GRAN CANAL.




Puente Rialto

Descubrimos que en la parte trasera de los vaporettos, apenas hace aire, y se va muy bien y muy tranquilito.


Después nos adentramos en un barrio que para nosotros era nuevo SAN POLO Y SANTA CROCE, un barrio que no estaba mal, pero a nosotros nos gustaba más nuestro barrio de Castello y también San Marco; eso sí, este estaba más tranquilo.






Después del paseíto se iba haciendo la hora del vermú de la tarde, así que buscamos una terraza que habíamos visto desde el vaporetto. Estaba muy bien porque daba al Gran Canal, y viendo pasar todo el tráfico nos tomamos nuestro “spritz”. Como veréis habían unas mantas que cuando llevas un rato no van nada mal.


Volvimos por el Puente de Rialto, que ya estaba un poco más tranquilo, y ya nos pudimos hacer una foto.


Después ya fuimos hacia San Marco a esperar el atardecer y hacer las fotos nocturnas, que no podían faltar.





Y para finalizar el día, nos fuimos a por unas pizzas para llevar, y ya en nuestra casita con nuestras súper pizzas y nuestras cervecitas Castello, cenamos la mar de a gusto.


Por cierto, que fácil es perderse por la noche con esta oscuridad.